Caro & Pau eran amigas de años, ambas tenían distintas personalidades pero sabían como llevarse entre ellas, se tenían bastante, cariño siempre una para la otra. Desde hace varios meses habían estado saliendo con Gustav Schäfer y Tom Kaulitz, miembros de la famosa banda Tokio Hotel. Sus relaciones iban como cualquier otra, aunque aveces las fans molestaban y los paparazzis se entrometían. Todo iba bien, tenían sus altos, sus bajos, iban bien todo marchaba como un cuento de hadas, era mágico… pero saben? No todo en esta vida es color rosa, no todo marcha tan bien sin razón, algunas veces, raras veces, la vida da vueltas dramáticas y ellas estaban por descubrir de la manera menos necesaria que los cuentos de hadas no existen…oh al menos no de la forma en la que ellas creían.

miércoles, 19 de enero de 2011

Capítulo 2

Narra Pau:

No sabía lo que había pasado pero esos ojos llamaban mucho mi atención quería ir hacia ella y abrazarla, preguntarle si estaba bien si necesitaba algo? Cuando sentí una mano apretar la mía, la de Tom, -espera ahora vengo- le dije – No, mira ya Gustav fue con ella – observe como se la llevaba a la sala para ver si se paraba de brotar sangre Simone se levanto por el botiquín de primeros auxilios y fue con ellos también los demás seguimos con la cena aunque el ambiente se tornara un poco inquieto y el aire se sintiera espeso, terminamos de comer todos en la mesa como si nada hubiera pasado, luego los G’s salieron a su casa Gus llevándose a Caro con ella, Tom y yo subimos a la alcoba de el, su casa era grande bien me podía perder si no estaba en su compañía pero para mi suerte el siempre estaba ahí conmigo, para ser sincera siempre estaba ahí no es que fuera nada malo y aparte me alegraba su presencia, llevábamos saliendo talvez unos 6 meses, no es que llevara la cuenta ni nada pero si, aproximado era eso y la mayor parte del tiempo lo pasábamos en la cama, les conté que era un dios del sexo? Bueno pues ¡LO ERA ¡ ese hombre sabía como hacerte vibrar, sabía donde tocar, donde mover y como, era espectacular! Y es más eso parecía su recarga de energías se sentía mal quería hacerlo, andaba feliz quería hacerlo, sentía estrés quería hacerlo, salíamos y antes quería un, como le llamaba? Oh sí! Un rapidito, claaaro su rapidito duraba mínimo 2 horas parecía loco verdad? Pero asi era mi Tom, unos días dulce, unos días inquieto, algunos tierno pero siempre con ganas! Bueno como sea, ibamos caminando por el pasillo que llegaba a su alcoba acompañados de Bill mi lindo y dulce cuñado, parecía algo raro a primera vista y no lo digo solo por la vestimenta, sino el en sí era alguien misterioso, dulce, pero misterioso, su cuarto quedaba junto con el de Tom estos dos no se separaban por nada del mundo solo faltaba que se les ocurriera hacer un trío espera! Tom lo propuso una vez! Sisi ya recordé! Pero Bill, tierno y dulce Bill, como el iba a aceptar algo de eso si… su hermano estaba loco por sexo pero el era un ángel, aunque fueran gemelos idénticos al mismo tiempo eran tan diferentes y eso era bueno.

Entramos a su cuarto sin antes darle las buenas noches a Bill, le bese la mejilla mientras sentía la mirada penetrante de Tom observándonos en la puerta, sonrió y se lamió los labios, le di un empujón inocente hacia su recamara y eso hizo que se encendiera esa chispa que nunca se apagaba dentro de él, esa chispita que un día llegaría a ser grande y hablo enserio muy grande, tan grande que llegaría a quemarme…

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Narra Caro:

Intenté seguir comiendo, creyendo que nada había sucedido en aquella cocina pero era imposible, mi boca ardía, y de esta, brotaba mucha sangre y me era difícil disimular. Sentía las miradas de todos clavarse en mi, era intimidante –ven Caro- me dijo Gustav agarrándome del brazo interrumpiendo la cena –vamos a la sala a verte esa boquita de cristal-. Tuve que levantarme junto con él y caminar, me senté en una silla tapándome la boca, él me pasó una servilleta –se mas disimulada- decía enojado –ahora mas te vale dejar de sangras… o te daré motivos para escupir sangre, ¿estamos claros?- mis manos tiritaban, intentaba mirarlo a los ojos pero el esquivaba todo contacto visual conmigo. Unos pasos nos interrumpieron, era Simone que traía un botiquín –déjame ayudarte con eso pequeña- dijo amablemente acercándose, Gustav me miró fríamente y se retiró al baño. Simone era una dulce, me revisó el labio y se preocupó de que no sangrara mas –pero, ¿cómo es posible que sangraras tanto por un golpe tan pequeño?- dijo preocupada. Mis manos sudaban de nervios, no sabía que contestarle –es que… tengo piel muy sensible y por esa razón… sangro más de lo usual- no sé si habrá creído mis palabras, pero ella solo respondió con una dulce sonrisa.

Luego de la cena, era tiempo de partir. Me despedí de todos y me subí al auto con Gustav, como siempre, yo iba en el asiento del copiloto. Aun no comprendía, ¿por qué Gustav había reaccionado tan violentamente? ¿acaso hice algo mal? ¿hice algo que no debí?. Mis preguntas rondaban mi cabeza en busca de respuestas. Llevábamos algo así como 6 o 7 meses juntos, y en todo ese tiempo, siempre fueron caricias, besos, abrazos, salidas a caminar con nuestro cachorro, salidas con los chicos, cenas románticas… pero nunca un golpe. Gustav conducía rápido, iba a toda velocidad, lo miraba a ratos pero él no despegaba la vista del camino de enfrente. Comencé a mirar por la ventana, a ver las casas y reflexionar un poco… ¿qué estaba haciendo mal? –no quiero verte mas con Georg, ¿estamos claros?- dijo Juschtel enojado con las manos en el volante –con… ¿con Georg? ¿por qué?- respondí tímidamente, con miedo a una respuesta violenta. No obtuve respuesta, sus labios estaban rígidos.

Gustav estacionó el auto en la entrada de su casa –entra- dijo con un tono frio y cortante, lo quería desobedecerlo, así que bajé y entré, quedándome estática al lado de la mesa. Gustav entró y cerró la puerta violentamente, caminó y quedo en frente mío, mirándome a los ojos rígidamente –ya te dije… no te quiero ver más cerca de Georg…- mis temores crecían aun mas –pero… que sucede Gustav?- le dije con voz tiritona -¡nada!- exclamó, me tomó de la cintura y me beso bruscamente, casi obligándome, me tomó y me sentó sobre la mesa. Sus manos comenzaron a recorrer mi espalda hasta llegar a mi cuello y subir lentamente hasta mi cabello, su boca besaba sutilmente mi cuello, haciéndome retorcer de nervios… hasta que tiró de mi cabello con total brutalidad –para la próxima, será peor-susurró. Tiró mas fuerte y se alejó caminando hacia su habitación… Dónde está mi gordito tierno? creo que me lo han cambiado por una bestia gruñona y… agresiva.

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